Alentando la aventura del capital emprendedor

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El capital de riesgo es un instrumento para financiar empresas que están naciendo, con elevado potencial e incertidumbre.  Al crecer en forma abrupta, con gran rapidez necesitan cada vez más inversiones. La idea de venture capital en inglés tiene que ver con el riesgo pero sobre todo con la aventura, una noción positiva de lo que implica atreverse. La traducción al español lo transforma automáticamente como «riesgo» a secas, con todo lo dramático que esa palabra conlleva. Por eso es mejor hablar de capital emprendedor.

Mariana Mazzucato explica en su último libro «El Estado Emprendedor» que sin un papel clave del sector público no se puede garantizar un crecimiento basado en la innovación. La autora dice que existen mitos puramente ideológicos sobre el papel que jugaron en la historia los inversores privados en la innovación, pero, según ella, siempre estuvo presente la inversión pública, desde la creación del Iphone hasta el GPS.  «El riesgo se mueve cada vez más hacia el sector público y el sector privado recibe los beneficios”, sostiene la economista. El capital emprendedor emergió veinte años después que los laboratorios públicos norteamericanos financiaran tres cuartas partes de los fármacos de alto impacto. Hoy la inversión pública directa en innovación tiene que ser un camino, hay que explorar de manera inteligente las alternativas para su mayor optimización .

La semana pasada asistí al Venture Capital Forum organizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, un interesante punto de encuentro internacional referido a la figurita difícil del ecosistema emprendedor. Pudimos escuchar a ponentes de renombre, actores principales de la innovación internacional.

Teniendo en claro la dificultad de atraer capital emprendedor a nuestras empresas con la misma fluidez como ocurren en los países más desarrollados, hoy también contamos con casos interesantes de alianzas público privadas en Lationamérica que dejan en claro que el carro se mueve. Cuál está siendo el rol de los gobiernos en América Latina para alentarlos fue uno de los ejes de unas de las charlas de este interesante encuentro. Mariano Mayer del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Carmen Correa de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación de Uruguay (ANII) y Eduardo Quiróz de Ruta N Medellín comentaron sus experiencias y su visión a futuro.

Ruta N está dejando huella. En lo que respecta al capital emprendedor, Eduardo Quiróz hizo referencia a la búsqueda por generar un marco inteligente como principal función del gobierno en esta materia, facilitando la regulación y generando una red de capital inteligente para que los inversores dejen de invertir sólo en ladrillos. Actualmente están invirtiendo directamente en los fondos, lo que le facilita la generación de una comunidad de inversionistas. A la hora de buscar un referente donde mirarse, Quiróz hizo mención a los países escandinavos y su filosofía de la sostenibilidad, donde Suecia y Finlandia muestran un camino. «No invertir en cien para que diez funcionen sino invertir en 10 para que 10 funcionen». «Más que unicornios, buscamos a los ponys».

Carmen Correa comentó detalladamente los instrumentos con los que cuenta Uruguay para alentar el emprendimiento y la innovación. A la idea inicial de la incubadora INGENIO le fueron sucediendo otros medios de innovación en el cual la misma ANII redirigió su acción a su última»i».  Comentó que también están dando apoyo a las gestoras de fondos, otorgando subsidios de 50 mil dólares por año. En los próximos meses estarán lanzando un fondo 3 – 1, por cada dólar invertido por un privado, el gobierno uruguayo pondría tres.

Mariano Mayer forma parte de la Subsecretaría de Industrias Creativas que viene  liderando varias acciones para abrir este camino en Argentina. Traen la experiencia de alianza público-privada con las aceleradoras de negocios, co-creada con la comunidad inversora, además de la ambiciosa apuesta en capital humano de la Academia Buenos Aires Emprende. «Tenemos que llegar a una articulación público-privada bien entendida. Hoy suena a negocios con el estado». Llevan adelante un interesante ejercicio de prueba y error para diseñar las mejores herramientas. Enorme desafío para cambiar, buscar la articulación también en el capital emprendedor.

En estos tiempos se suelen llenar muchas páginas referidas a la vieja antinomia «estado ausente» vs «estado presente» para resumir el debate político, siempre presentado como cajones cerrados que pasan por alto las nuevas formas y los nuevos escenarios que requieren de aprendizaje inteligente, flexibilidad e innovación. La innovación requiere de una alianza público- privada más sólida para poder correr la carrera y así estar a la altura de la velocidad del cambio tecnológico. Se trata siempre es un proceso incierto en el cual la mayoría de las ideas fracasan. Vamos a necesitar un Estado que tome riesgos, sepa escuchar, planifique y aliente a que las cosas sucedan para que junto con el privado identifique oportunidades, desarrollando organizaciones que aprendan. Como demuestran estos ejemplos sudamericanos. Si se puede.

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